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Written by Editor24 mayo, 2025

Edmundo Reyes y Gabriel Sánchez, eperristas. Memoria de una desaparición forzada

PRINCIPAL . REPORTAJES Article

Los relatos que se presentan a continuación forman parte del juicio de amparo 942/2013-2, y narran como el Estado desapareció a dos personas, presuntamente miembros del EPR

Miguel Ángel Maya Alonso/Juan Carlos Zavala

Sinopsis. El 22 de mayo de 2007, aproximadamente a las 21:00 horas, Edmundo Reyes Amaya salió de su domicilio ubicado en el Estado de México con destino al estado de Oaxaca, con el propósito de visitar a sus familiares. El 23 de mayo llegó a San Pablo Huixtepec, un municipio del distrito de Zimatlán, Oaxaca, en donde se entrevistó con dos de sus familiares.

Al día siguiente, Edmundo acudió al domicilio de otro familiar, del que se retiró aproximadamente a las 10:00 horas, no sin antes informar a su cuñada que se regresaría a la ciudad de Oaxaca.

Ese mismo día, 24 de mayo de 2007, aproximadamente a las 11:30 horas, elementos del Ejército Mexicano adscritos a la Octava Región castrense de Santa María Ixcotel, Oaxaca, de la Dirección General de Seguridad Pública (en aquel tiempo llamada Secretaría de Protección Ciudadana) y de la entonces Policía Ministerial de la hoy Fiscalía General de Justicia del Estado, así como de la Dirección de Seguridad Pública del municipio de Oaxaca de Juárez, realizaron un operativo conjunto en el hotel “Del Árbol” ubicado en la calzada Francisco I. Madero número 131, Santa María del Marquesado, colonia Centro, Oaxaca y sus inmediaciones, entre las calles Miguel Negrete, Guadalupe Victoria, Húsares y el Jardín Morelos.

Nadín Reyes Maldonado y Eduwigis Margarita Cruz Sánchez, familiares de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y diversos organismos no gubernamentales y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), denunciaron que Edmundo y Gabriel fueron detenidos durante ese operativo para después ser conducidos a las instalaciones de la entonces Procuraduría General de Justicia de Oaxaca, y a la postre, ser trasladados al Campo Militar número 1 por miembros del Ejército Mexicano.

A partir de entonces, nada se volvió a saber sobre el paradero de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, quienes aparentemente eran miembros del EPR.

….

Alberto Carrasco Velázquez estaba de guardia nocturna en la Dirección General de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, hoy Fiscalía General de Oaxaca.

  • Cuando llegué a mi guardia, observé que se encontraba cerrada el área donde se localiza el anfiteatro y que había mucho alboroto, y se impedía el paso a los agentes ministeriales.

Momentos después lo enviaron a traer un cadáver del Hospital Civil “Dr. Aurelio Valdivieso” al norte de la ciudad de Oaxaca y de ahí llevarlo al anfiteatro de la Cruz Roja. Eran alrededor de las 23:00 o 23:30 horas cuando llegó al hospital y recogió el cuerpo; al llegar al anfiteatro, junto a la Cruz Roja, el policía ministerial apodado “El Chilinski” lo ayudó a meter el cuerpo y colocarlo en una mesa de granito.

  • El licenciado Romero Ruiz García, director de Servicios Periciales, me dijo que dejara el cadáver, que me saliera y que posteriormente hiciera las diligencias correspondientes.

Fueron sólo unos minutos, tiempo suficiente para observar que en otra plancha estaban los cuerpos de dos hombres, y que alrededor de ellos estaban el ex procurador Evencio Nicolás Martínez Ramírez; el director de Averiguaciones Previas, Gustavo García Bautista; el director de Servicios Periciales, Romero Ruiz García; los médicos legistas Guillermo Morales Javier, Alejo Peralta Sánchez, José Alberto Jiménez López, Luis Alfredo Neyra Skidmore, Rodolfo Mendoza Ramírez y Dunimih Aparicio Soriano, así como los preceptores Emeterio Tejada Sánchez y Juan García Martínez.

  • Me llamó mucho la atención la gente que estaba alrededor de los cuerpos, ya que cuando se reunía el Procurador Evencio, el director de Servicios Periciales Romero y el director de Averiguaciones Previas Gustavo era porque había sucedido algo relevante.

Cuando salió del anfiteatro, Alberto Carrasco se dirigió a su área de trabajo – una oficina adjunta a la Agencia del Ministerio Público –; tres horas después salió el médico Rodolfo Mendoza Ramírez, y le preguntó quiénes eran esos dos cadáveres y por qué tanto alboroto.

  • Son los que agarraron en el hotel “Del Árbol”, me respondió.

Alrededor de las 2:30 de la madrugada, se percata que se llevaron los dos cuerpos en una ambulancia de Servicios Periciales, la cual era conducida por un policía ministerial. Una hora después, aproximadamente a las 3:30 horas, se retiraron todas las personas que se encontraban en el anfiteatro.

  • Días después salieron en el periódico las fotografías de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, las cuales coincidían con los rostros de los cuerpos que se encontraban el 25 o 26 de mayo de 2007 en el anfiteatro. En el transcurso de esa semana el doctor Rodolfo Mendoza Ramírez me comentó que la doctora María Elena Rojas Ramírez había emitido el dictamen de valoración médica de Edmundo y Gabriel, y que estaba metida en una broncota, pues había certificado a dichas personas con vida y que no sabían en donde estaban.

…..

La función de la Fuerza de Reacción Inmediata (FEPAR) consistía en acciones conjuntas con el Ejército Mexicano en la Sierra para el abatimiento del grupo subversivo Ejército Popular Revolucionario (EPR), confiesa Gerardo Luna López.

Luego, narra que el que 26 de mayo de 2007 recibió una llamada a su celular de Manuel Moreno Rivas, quien era director de la Policía Ministerial de Oaxaca, y le pidió investigar un hecho relevante que se había suscitado en el hotel “Del Árbol”.

  • Ordené a uno de mis elementos que se trasladara a dicho lugar y recabara la información solicitada. Momentos más tarde, dicho elemento me comentó que el encargado del referido hotel le había comentado que unos militares habían entrado a detener a unas personas que tenían armas en su cuarto;

Al día siguiente, el 27 de mayo, recibió otra llamada de Moreno Rivas y le indicó que se reunieran personalmente en el exterior del fraccionamiento Puente de Piedra; y ahí le dijo que personalmente se hiciera cargo de investigar qué había ocurrido en el hotel “Del Árbol”, ya que el gobernador Ulises Ruiz Ortiz tenía información de que al parecer habían sido detenidos miembros destacados del EPR.

  • Inmediatamente me trasladé al hotel y aproximadamente a las 11 de la mañana entrevisté a una persona quien me refirió que habían ido compañeros míos de la Procuraduría a preguntarles sobre los sucesos del 25 de mayo. En ese momento me percaté que, del interior del hotel, en un pasillo contiguo a la recepción, iban saliendo Pedro Hernández Hernández, Juan José Ramírez López y otro compañero perteneciente a la FEPAR, quienes, sin dirigirme la palabra, se retiraron del lugar al igual que la persona que entrevisté.

Ese mismo día, Gerardo Luna recibió información por uno de los elementos de la corporación – encargado de monitorear las “fuentes abiertas” – que en el portal de internet “Punto y Aparte” administrado por Juan José Díaz Bermúdez, había una nota en la que se afirmaba que en ese hotel fueron detenidos los “ideólogos” del EPR, y que por eso los cuerpos de seguridad en el hotel. El 28 de mayo, continúa, apareció una segunda nota en la que se aseguraba que Gabriel Alberto Cruz Reyes había sido detenido por cuerpos de seguridad en las escalinatas de la iglesia “La Soledad”.

…..

En 2007 fui asignada al Cuarto Grupo de Guardias – cuenta Lucía Alicia Ramírez Hernández – que se encontraba en las oficinas de la Policía Ministerial; ahí también se encontraban las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca.

A las 9:00 horas del 27 de mayo de 2007 entré a mi turno en el cual me desempeñaba como escribiente, por lo cual, como primera actividad de mis labores es recibir las novedades que se encontraban en el área, como lo era el total de detenidos que hubiera en los preventivos (área de separos) donde llevaban a los detenidos, así como la relación de ingresos y egresos que hubiera habido durante el turno anterior. Para esta actividad se llevaba un libro oficial en el cual se anotaban las novedades que ocurrían durante el turno.

El 26 de mayo de 2007 mi compañera Rosa Elba Velázquez González, escribiente del turno saliente, me entregó el libro de novedades y me dijo que en el mismo había una anotación de un incidente que se había suscitado durante su turno, ya que el comandante Pedro Hernández Hernández, quien era subdirector de la Policía Ministerial y encargado del grupo llamado FEPAR, había llegado como a las tres de la mañana con elementos de esa agrupación, quienes llevaban a dos personas del sexo masculino.

El comandante Pedro Hernández hizo entrega “de forma económica” de dichos sujetos a los encargados de la seguridad de los detenidos en el área de separos. Mis compañeros de los separos le avisaron a Jonás Efigenio Gutiérrez Corro, comandante de la guardia de ese día, quien al acudir a dicho lugar observó muy golpeados a los detenidos, por lo que él mismo decidió sacarlos de ahí y se los entregó al mismo grupo de FEPAR.

En ese instante, el comandante Pedro Hernández se molestó y comenzó a discutir con el comandante Gutiérrez Corro, quien refirió que no recibiría a los detenidos en virtud que estaban muy golpeados y no tenía justificación para ingresarlos.

Incluso, el comandante Corro ordenó que se pidiera al médico de guardia que acudiera a los separos a certificar a los detenidos. Al final de cuentas el comandante Pedro con su grupo FEPAR se llevaron a las personas que trataron de ingresar en los preventivos (separos), y; por dicho incidente, el comandante Gutiérrez Corro le ordenó que hiciera la anotación correspondiente en el libro de novedades.

A efecto de verificar como estaba anotada la incidencia de mérito, revisé minuciosamente el libro de novedades, advirtiendo que la misma empezaba señalando la hora, diciendo más o menos: “siendo las tres horas del veintiséis de mayo de dos mil siete” y después se indicaba que en dicha hora arribó el comandante Pedro Hernández al mando de los compañeros del grupo FEPAR.

En dicha anotación – agrega Alicia Ramírez – se señalaban varios números de placas y nombres de diversos policías, entre los que se encontraba la placa 151 a nombre de Francisco Pascual Cervantes, la matrícula 528 correspondiente a Ernesto Herrera Hernández, así como los nombres de Juan José Ramírez López, y Dámaso Santiago Peralta Javier Ortiz, quienes son los policías que yo conocía bien.

En la incidencia de mérito también se indicaba que el motivo del arribo a las instalaciones del comandante Pedro era para ingresar en calidad de “económicos” a las personas de nombre Raymundo Rivera Bravo o Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya.

Yo recordaba muy bien esos nombres en virtud que después por las noticias, supe que correspondían a las personas supuestamente integrantes del EPR que habían desparecido.

…..

De Rosa Elba Velázquez González (fojas 647 a 652 del anexo de prueba 27):

A principios del año de 2007 fui asignada al Quinto Grupo de Guardias, cuyo lugar de labores eran las oficinas de la Policía Ministerial, en donde también se encontraban las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca.

El 24 de mayo de 2007 entré a laborar a las nueve de la mañana, transcurriendo todo con normalidad; sin embargo, entre las doce de la noche y la una y media de la mañana, ya del 25 de mayo, arribó el comandante Pedro Hernández Hernández, acompañado del director de la Policía Ministerial, Daniel Camarena Flores; Juan José Ramírez López, quien era el segundo al mando del comandante Pedro; el encargado del Grupo de Robos, Abel Adán Morales López; Francisco Pascual Cervantes, a quien le decían “el garapiñado” o “el chicharrón”; Dámaso Santiago Peralta, a quien le apodaban “el tornado”; y Samuel Alonso Lechuga Graniel, también conocido como “el chicharrón”.

Estas personas llevaban dos detenidos que iban esposados y custodiados, los cuales fueron ingresados por el comandante Pedro a los preventivos sin autorización del comandante Gutiérrez Corro, quien estaba de guardia en ese momento. De inmediato el comandante Corro se levantó de su lugar, se dirigió hacia los separos y le exigió al comandante Pedro el oficio para meter a los detenidos; sin embargo, éste último le contestó que era orden del Procurador.

-En virtud que el comandante Pedro no le mostró ningún documento en el que se ordenara el ingreso de los detenidos, el comandante Corro le indicó que se llevara a dichas personas a su base u oficina, ya que no los iba a recibir sin documentos. Por lo anterior, el comandante Pedro Hernández sacó a los dos detenidos de los separos y junto con los mismos, se retiró de esas oficinas.

Catorce o quince días después, a través de los periódicos me enteré que habían desaparecido dos líderes del EPR de nombres Raymundo Rivera Bravo o Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Andrés Edmundo Reyes Amaya. Al ver las fotografías de dichas personas en las publicaciones de los periódicos inmediatamente me di cuenta que se trataba de las mismas personas que el 25 de mayo de 2007, el comandante Pedro Hernández y las demás personas a las que hice referencia, llevaron a las instalaciones de la Policía Ministerial y que trataron de dejar en los separos.

No se me hizo difícil reconocer a dichas personas, ya que pudo ver claramente sus características fisionómicas cuando fueron ingresadas a los separos y al momento que fueron sacadas de los mismos; inclusive recordaba que se les quedó viendo al rostro, ya que ambos traían cara de asustados, ósea, una expresión de miedo.

A preguntas del agente del Ministerio Público de la Federación, Rosa Elba Velázquez González indicó que:

Recordé que el comandante Gutiérrez Corro registró el incidente en el libro que se llevaba para el registro de detenidos, en el que se señalaron quienes fueron en el operativo para ingresar a las personas a que hizo referencia, incluyendo los nombres de éstos últimos. Siempre que terminaba mi guardia me ponía una nota como de cierre de la misma, la cual vi en el aludido libro de novedades, y que entregué a Lucía Alicia Ramírez Hernández. En abril de 2008 me enteré que dicho libro había desaparecido.

…..

Dos o tres guardias posteriores a la fecha en la cual fui asignado al cuarto grupo de guardias, como a las ocho o nueve de la mañana, al recibir la guardia del turno anterior, el comandante Efigenio Jonás Gutiérrez Corro me dijo: “oye pinche brozo, mira tú que luego andas pedo, ten cuidado con tus ingresos porque a mí me quisieron chingar, pues esta madrigada me quisieron meter dos detenidos sin documentación, según que por órdenes superiores, pero no los recibí”. El comandante Corro me comentó que había hecho una anotación en el libro de guardia sobre el incidente que había tenido esa madrugada, revela Segismundo Rafael Lorenzo García.

…..

De Pedro Figueroa Alvarado (fojas 183 a 187 del anexo de prueba 28):

A principios de mayo de dos mil siete fui comisionado al Cuarto Grupo de Guardias de la Policía Ministerial del Estado, en donde mis actividades consistían en recibir a los detenidos que fueran llevados a ese lugar y registrarlos en un libro que estaba a mi cargo.

A las nueve de la mañana del 25 o 26 de mayo de 2007 recibí la guardia del encargado de los separos del otro grupo, Luis Garzón, quien me entregó la lista de detenidos y dos libros, uno de registro de los detenidos y el otro de registro objetos personales. Al revisar el libro de registro de detenidos me percaté que tenía tachado o borrado con corrector un registro que había asentado la guardia anterior, el cual abarcaba más o menos como dos renglones; es decir, que posiblemente se trataba del registro del ingreso de dos personas.

Uno de mis compañeros me hizo de mi conocimiento que el comandante Corro le había dado un golpe en el rostro al comandante Pedro en virtud que el primero no quiso ingresar a los separos a dos personas que llevaba el segundo de los mencionados.

De inmediato deduje que se trataba de las anotaciones que se encontraban borradas en el libro y que había visto al recibir la guardia.

…..

En el mes de mayo de 2007 me correspondió la guardia de la Policía Ministerial en el edificio ubicado en avenida Experimental en San Antonio de la Cal, dice Juan Jorge Cruz Fomperoza. Al estar esperando iniciar mi turno, me percaté que llegaron aproximadamente cuatro policías y dos detenidos, de quienes únicamente vi sus siluetas en virtud que me encontraba acostado, como a unos cinco o seis metros de distancia.

Los policías ingresaron a los detenidos por la puerta de acceso que baja al sótano –la cual era de uso exclusivo del grupo FEPAR, situación que se me hizo anormal en virtud que no se quedaron los detenidos.

…..

Del testigo protegido con nombre clave “Luna”:

Desde el 23 de enero de 2007 fue adscrito al área de ventanilla de la Subdirección Técnica Administrativa de la Policía Ministerial del Estado de Oaxaca, en donde se recibía toda la documentación relacionada con las averiguaciones previas en que se giraban oficios y citatorios de investigación por parte de los agentes del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia de Oaxaca.

Mi actividad principal consistía en registrar cada documento en los libros de gobierno de la Policía Ministerial, en los cuales anotaba los datos de las averiguaciones previas que provenían de todos los sectores donde se encontraban ubicadas agencias investigadoras del Ministerio Público.

Me consta que en el mes de mayo del 2007 registré en el libro de gobierno de la Policía Ministerial los datos de una averiguación previa que se inició con motivo de la detención de dos personas que al parecer eran miembros del denominado grupo guerrillero EPR; siendo que los apellidos de uno de ellos eran Pérez Amaya.

Existía un grupo dentro de la Policía Ministerial de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca conocido como FEPAR, que se creó para la investigación de delitos cometidos por grupos guerrilleros y que tuvieran relación con movimientos políticos, el cual, en el mes de mayo de 2007, era dirigido por el comandante Pedro Hernández.

…..

Juan José me invitó a una comida en su casa unos días después de la desaparición de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez – recuerda Abiud Estudillo Ortiz –. Ya borracho, me comentó que era el segundo comandante del grupo FEPAR y que el comandante Pedro Hernández tenía que ver con la desaparición de esas personas, y que Pedro Hernández recibió órdenes directas del licenciado Evencio Nicolás, quien en ese tiempo era Procurador.

…..

Mi compadre Antonio Martínez alias “el Chuta” había trabajado en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca, y estaba viendo lo de su pensión, por lo que acudía con frecuencia a las instalaciones de la misma – asegura Eugenio Jesús Díaz Parada –.

En una ocasión me fue a visitar y me comentó que cuando todavía estaba en la Procuraduría logró ver cómo los integrantes del EPR fueron entregados y recibidos por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca; incluso, me comentó que él tuvo los papeles de la entrega y que quien los había detenido era el comandante Pedro Hernández, mismo que posteriormente los desapareció.

…..

Del testigo colaborador con nombre clave “Paco” (fojas 266 a 271 del anexo de prueba 24):

Abel Estudillo me comentó que dentro de la corporación policiaca a la que pertenecía existía un grupo que se encargaba de hacer el trabajo sucio del gobierno, y que entre ellos estaban los comandantes Corro, Moreno Rivas, Barrita y Pedro Hernández, quienes eran los encargados de hacer los operativos para levantar y torturar a la persona que les indicara el entonces procurador Evencio.

Yo le pregunté (a Estudillo) que qué había pasado con los desaparecidos del EPR, Edmundo Amaya y otro sujeto, y me dijo esos comandantes, por órdenes de Evencio habían sido los responsables de encabezar o de llevar el mando del operativo para levantar a dichas personas.

…..

Una desaparición forzada, la intervención directa de agentes del Estado. María Dolores Núñez Solorio, juez Cuarto de Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México, resolvió con base a las evidencias y testimonios, que en la desaparición forzada de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez participaron servidores públicos del Ejército Mexicano de la octava región castrense en Ixcotel, Oaxaca); de la entonces llamada Secretaría de Protección Ciudadana del estado de Oaxaca; de la Policía Ministerial de la hoy Fiscalía General de Justicia del estado; y de la Dirección de Seguridad Pública del municipio de Oaxaca de Juárez.

Entre esas pruebas está la declaración de Mario Arturo Vez Paniagua, uno de los propietarios del hotel “Del Árbol), y de Pedro Martínez Ramírez, empleado del hotel, quienes fueron consistentes en señalar que en dicha redada participaron elementos de estas corporaciones.

“Con base en lo anterior, de forma objetiva, circunstanciada y razonable se llega a la conclusión que los directos agraviados fueron objeto de actos prohibidos por el artículo 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y diversas normativas internacionales, ya que los mismos posiblemente fueron golpeados y lesionados por los elementos estatales que participaron en su detención, sin que desde luego, existiera justificación alguna para ello”.

La jueza señala que el 24 de mayo de 2007 Edmundo y Gabriel probablemente fueron llevados a las instalaciones de la Policía Ministerial del Estado de Oaxaca por personal adscrito a la Procuraduría General de Justicia del Estado cuando ya se encontraban golpeados y/o lesionados.

“Asimismo, se estima que la información a la que se ha hecho referencia pone de relieve que probablemente los directos quejosos fueron privados de su vida por los elementos estatales que los detuvieron el veinticuatro de mayo de dos mil siete; mismos que los trataron de ingresar al área de separos de la Policía Ministerial de la Procuraduría General del Estado de Oaxaca el 25 del mismo mes y año”.

Sus familiares, sin embargo, mantienen su exigencia de la presentación con vida de Edmundo Reyes y Gabriel Cruz, víctimas de desaparición forzada desde hace 18 años.

Un juez federal de Jalisco giró un total de 10 órdenes de aprehensión por los delitos de homicidio y desaparición forzada, en agravio de Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez; y en agosto de 2020 fueron detenidos, y se les dictó auto de formal prisión, Daniel Camarena Flores, quien se desempeñaba como director de la Policía Ministerial en 2007; el comandante Juan José Hernández Ramírez López “El Yakult”, integrante del Grupo de Alto Impacto de Valles Centrales y la Cañada, y Abel Adán Morales López, “El Kiko”, comandante Regional en la Zona Mixteca.

Así como Francisco Pascual Cervantes, “El Garapiñado”, jefe de grupo de la corporación, y los elementos Samuel Alonso Lechuga Graniel,  Ernesto Herrera Hernández y el agente Dámaso Santiago Peralta.

También se libró orden de aprehensión al comandante Albino Sánchez Osorio o Albino Sánchez Osorno, “El Babalucas”, quien ya estaba preso desde hace varios años en el penal federal de Villa Aldama, Veracruz, por sus vínculos con Los Zetas.

Pero continúan prófugos de la justicia el ex procurador de Justicia de Oaxaca, Evencio Nicolás Martínez Ramírez; y Pedro Hernández Hernández, ex subdirector Operativo de la Policía Ministerial.

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