El gobierno federal envió seis iniciativas de ley para devolver el control absoluto del sector energético a Pemex y la CFE, limitando la participación privada y eliminando organismos reguladores independientes
Agencias
El gobierno de México presentó este miércoles 29 de enero un paquete de seis iniciativas de ley como parte de la reforma constitucional en materia energética. Estas medidas buscan devolver a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el control absoluto del sector, eliminando restricciones previas y relegando al sector privado a un papel secundario.
A pesar de las críticas sobre los riesgos de falta de competencia y eficiencia, la administración insiste en que esta reforma fortalecerá la soberanía energética del país.
Las leyes propuestas incluyen:
- Ley de la Empresa Pública del Estado, Petróleos Mexicanos
- Ley de la Empresa Pública del Estado, Comisión Federal de Electricidad
- Ley de Planeación y Transición Energética
- Ley del Sector Eléctrico
- Ley del Sector de Hidrocarburos
- Nueva Ley de la Comisión Nacional de Energía, que eliminará a la CRE y la CNH, concentrando toda la regulación bajo la Secretaría de Energía.
Durante la conferencia presidencial en Palacio Nacional, la titular de Energía, Luz Elena González, aseguró que la reforma permitirá una mayor integración de Pemex y CFE, eliminando la separación legal que se les impuso en el pasado. Sin embargo, críticos advierten que esto podría traducirse en una falta de transparencia y un retroceso hacia modelos de control estatal que han demostrado ser ineficientes en el pasado.
La reforma establece seis esquemas de participación privada, pero con fuertes restricciones. Se amplía la generación distribuida sin permiso de 0.5 a 0.7 megawatts y se permiten contratos de producción a largo plazo con la CFE, aunque con la condición de que los activos privados eventualmente pasen a manos del Estado.
En el sector de hidrocarburos, se introduce el Derecho Petrolero para el Bienestar, un nuevo régimen fiscal que otorga a Pemex un trato privilegiado con menores cargas impositivas. Además, la reforma permite contratos de servicio y esquemas de participación mixta, siempre asegurando que Pemex conserve el control mayoritario.
A pesar del discurso oficial sobre soberanía energética, esta reforma concentra aún más el poder en el gobierno y reduce los contrapesos en el sector. Especialistas advierten que limitar la inversión privada podría generar problemas de financiamiento y eficiencia, repitiendo errores del pasado. Mientras tanto, queda la duda de si el Estado realmente tiene la capacidad de gestionar el sector energético con la transparencia y eficacia que promete.